Lola Mariné
Lola Mariné es una escritora con una larga trayectoria en el mundo de las artes y el espectáculo. A los 18 años comenzó su andadura como actriz, y hoy en día además es autora literaria y licenciada en psicología. Tras su primera novela Nunca fuimos a Katmandú, no ha podido dejar de lado su pasión por la escritura. La última, El Caparazón de la Tortuga, ha sido finalista en el Concurso de Autores Indies 2015, algo que como la propia autora nos ha contado, le sorprendió gratamente.
- Crear un thriller psicológico siempre tiene una complicación extra, precisamente porque es un género en el que hay que mantener la intriga y la atención del lector en una historia que puede llegar a ser bastante compleja. ¿Cómo surgió la idea de su última novela, perteneciente a este género, El Caparazón de la Tortuga?
La idea surgió de un relato corto que dediqué a un amigo como una broma. Luego le empecé a dar vueltas y me dí cuenta de que la trama daba para escribir una novela.
En realidad esta fue la primera novela que escribí, y la dejé de lado porque a pesar de que la idea central me gustaba me parecía que no estaba lo bastante bien escrita. En aquel momento era demasiado compleja para mi escasa experiencia. A lo largo del tiempo la he ido trabajando hasta que me pareció que estaba en condiciones de ser publicada.
- Para evitar spoilers, no vamos a profundizar, pero hay un personaje por el que tengo que preguntar, uno muy envuelto en misterios. ¿Fue muy complicado crear a Maquiavelo?
No resultó complicado porque mis personajes se crean solos. Es decir, yo les doy unas características básicas y ellos se van desarrollando a medida que avanza el relato y creando su propia personalidad. Yo solo procuro que no se desmanden y sean coherentes y creíbles.
Creo que el truco simplemente está en no contarlo todo desde el primer momento.
- ¿Ve posible que una historia como la de su novela suceda en la realidad?
La verdad es que me preocupaba que la historia fuera lo bastante creíble, pero viendo las cosas que pasan en el mundo real creo que todo es posible. A menudo la realidad supera a la ficción. El ser humano es capaz de actos inverosímiles, lo comprobamos a diario.
- Este thriller llegó a ser finalista en el Concurso de Autores Indies 2015. Para una autora como usted, que tiene una larga trayectoria artística, ¿qué supuso llegar tan lejos en dicho concurso?
Para mí fue una auténtica sorpresa. Presenté la novela porque cuando estaba a punto de publicarla supe del concurso y me pareció que participar me ayudaría a promocionarla, pero nunca imaginé que pudiera llegar a ser finalista.
Esa circunstancia, desde luego, me ha servido para darla a conocer y que se venda muy bien.
- Como señalé anteriormente, usted es una persona que tiene una larga trayectoria en el mundo del arte, siendo actriz durante 20 años, y ahora con sus propias obras literarias, además de las colaboraciones en recopilatorios de relatos (sin olvidar su licenciatura en psicología). De todo este mundo, ¿qué considera más complejo? ¿Sobrevivir en el mundo del espectáculo o en el literario?
Bueno, no hay mucha diferencia. Sobrevivir en el mundo del arte siempre es difícil e inestable, pero supongo que está en mi naturaleza y lo asumo. Donde no sobreviviría sería encerrada en una oficina y sometida a un horario fijo y una vida rutinaria. Necesito retos constantes para disfrutar de la vida.
- En 2010 salió a la venta Nunca fuimos a Katmandú, su primera novela. ¿En qué momento decidió que llegó la hora de escribir su propia obra? ¿Cuál fue "el detonante"?
Siempre me gustó escribir, desde muy niña, pero el mundo del espectáculo ganó la partida y aunque nunca dejé de escribir, lo hacía para mí. Soñaba con dedicarme de lleno algún día, cuando fuese “muy mayor” y me retirase de la vida mundana, ¡jajaja!
Sin embargo, cuando decidí volver a Barcelona sentí que había llegado el momento y me puse a ello.
- De todas tus obras, ¿hay alguna por la que tengas una predilección especial? ¿Y algún personaje al que le tengas más cariño por algún motivo?
Es una pregunta muy difícil de responder. Es como si te preguntaran a cuál de tus hijos quieres más. Todas tienen un significado especial para mí, Nunca fuimos a Katmandú porque fue la primera; El caparazón de la tortuga porque es la última hasta el momento; Habana Jazz Club porque me parece una historia preciosa y me ha dado muchas satisfacciones; Nepal, cerca de las estrellas porque narro una experiencia personal que me marcó mucho… En fin, que no me puedo quedar con ninguna en particular.
Y con los personajes me pasa lo mismo: todos tienen algo de mí, al menos, todos los protagonistas.
- ¿Qué objetivos se marca a partir de ahora en la literatura? ¿Tiene alguna nueva obra en proyecto?
Acabo de terminar una novela que está siendo valorada por una agencia literaria y, pese a que me quería tomar el verano de vacaciones, no he podido resistirme a la tentación de empezar a escribir otra.
¿Objetivos? Seguir escribiendo y compartiendo mi pasión con los lectores, y que sean cada día más, a ser posible.
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